“No se entiende la Quinta de los Molinos sin la presencia de las construcciones que precisamente le dan nombre: el molino de la casa del reloj y el de la rosaleda.
Se trata de dos estructuras de metal rojizo, altas y esbeltas, con aspas plateadas. Sorprenden, además, porque son muy diferentes de los molinos que pueden verse en La Mancha.
Se trajeron de Estados Unidos en 1920 y, en su origen, servían para extraer agua de pozos y manantiales subterráneos con la que regar toda la superficie del parque.”
(Fuente El País)
“De repente se encontraron recorriendo una especie de camino campestre, en medio de un mar de bocas de dragón sobre el cual, a intervalos regulares, se alzaban altísimos molinos de viento.”
Andrea Camilleri «La sonrisa de Angélica»